martes, 24 de abril de 2012

FanFIC no.6, "Festival de Roma I. Kristen"

 IRINA realmente Agradecemos nos compartas de tu talento para escribir,… en esta ocasión nos cuenta Kristen como comienza a sentirse atraída por él y a darse cuenta de lo que vale, su llegada al evento del Festival de Roma con Rob... DISFRUTEN  el Fic esta muy Bueno.
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FAN FIC NO. 6           
FESTIVAL DE ROMA I. KRISTEN
por Irene Mendoza




FESTIVAL DE ROMA

Kristen

Mike se había empeñado en acompañarme a Roma y no supe decirle que no. El último mes había tenido tanto trabajo con mi última película que lo había tenido muy abandonado. Y ni siquiera habíamos ido juntos de vacaciones. El estaba rodando y acabé yendo a las Bahamas con mis padres y mis hermanos. Además tenía que reconocer, no sin remordimientos, que no le había echado de menos demasiado. Me lo había pasado de maravilla con mi familia, como cuando era pequeña. Y luego estaba su modo de comportarse desde el Comic Con. Para mi desgracia se le había ocurrido verlo por televisión y desde entonces se había pegado a mí como una lapa, cuando tenía algún evento… con Rob.

Rob, ese era el problema. Supongo que me llevo bien con los chicos porque tengo tres hermanos mayores, mejor que con las mujeres, pero Rob… Me lo pasaba genial con él. Podíamos hablar de todo y me hacía reír sin parar. Era un encanto, como decía Stephenie Meyer. Y a esas alturas mi amigo, se podía decir que sí, que ya lo era. Tenía tantas ganas de verle… ¿Pero por qué cuando estaba con él intentaba no bajar la guardia, mantener las distancias, si solo era mi amigo? Yo estaba segura de querer a Mike pero tenía que reconocer que Rob me gustaba ¿y a quién no? La propia Catherine o Nikki decían que era irresistible. <<Es tan dulce, elegante, educado… sexy>>.

Lo que lo hacía verdaderamente encantador era lo que vi en él desde el principio: no iba de tío bueno para nada, pecaba de humilde. Además era como un niño, completamente transparente, podías adivinar lo que estaba pasando por su mente. A mí me daba la sensación de que estaba pensando todo el tiempo, en mil cosas. Su cabeza no dejaba de imaginar melodías, letras, poemas. Ah, y no sabía mentir. Decía todo lo que pensaba en plan suicida. Y esa sinceridad, aparte de peligrosa, era maravillosa en un mundo como el de Hollywood.

En su contra tenía la afición por las juergas y sus borracheras. Pero todo eso lo compensaba con su forma de cantar y tocar la guitarra, el piano, daba igual. Me encantaba escuchar su voz y siempre tenía la sensación de que esas canciones eran para mí. Eso y el modo en que me miraba me desarmaban totalmente. Nadie podía mirarme como él. Y eso Mike lo había notado. Le conocía. Aunque no lo hubiese mostrado todavía o me lo hubiese dicho directamente. Yo había trabajado con algunos actores guapos, había tenido sesiones de fotos sexys con ellos, pero él se daba cuenta de que lo que me atraía de Rob no era solo lo obvio, su belleza. 

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En este caso la belleza interior superaba a la exterior y eso era lo que le ponía verdaderamente celoso.

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Llegué al día de mi viaje agotada. Las dos noches anteriores había estado rodando hasta la madrugada para poder adelantar trabajo y casi no había dormido. Y eso hacía que estuviese en un frágil estado de ánimo, nerviosa y alterada. Mike no hacía más que recordarme que debía descansar y eso me ponía más nerviosa aún.

Intentaba conciliar el sueño en el avión sin remedio.
-          ¿Qué hora es Mike?
-          Me lo acabas de preguntar hace poco. Duerme.
-          ¡Joder, no me vuelvas a decir que duerma! ¡No puedo! – le dije histérica.
-          Vale, vale. Ya me callo.
Luego me entró el remordimiento por haberle chillado y decidí aceptar su invitación para cenar fuera del hotel. Toda la culpa la tenía el preestreno de Crepúsculo, que aun no había visto terminada, las entrevistas que cada vez me ponían más nerviosa y… Rob.

No me había despedido de él después de aquella sesión de fotos y me sentía mal. No era forma de comportarse cuando él siempre era tan amable conmigo. Había estado tentada de llamarle un montón de veces pero no lo hice. Tenía miedo de que se hubiese enfadado. Había salido con Nikki y ella me había dicho que no me había mencionado en ningún momento. Me daba un poco de… rabia que saliese con Nikki pero parecía que solo eran amigos. Además también había salido con otras chicas del cast como Anna y Ashley, con una ex novia de Tom… La lista comenzaba a ser interminable. <<Tiene pocas amistades masculinas en LA>>, me dije.

Deseché esos pensamientos incómodos. Al llegar a Roma me moría por enviarle un mensaje de bienvenida pero Mike no se despegaba de mí ni un minuto y estaba segura de que en cuanto me pusiese a teclear preguntaría que a quién escribía. Así que no lo hice. Ya tendría tiempo de hablar con él durante esos casi tres días en Roma.
La habitación del hotel era preciosa y daba a una bulliciosa calle del más selecto centro de Roma. Pero lo que realmente me impactó fue el inmenso ramo de rosas blancas que me encontré sobre la mesa del salón nada más entrar. Y claro Mike también se dio cuenta.
-          ¡Vaya ramo de rosas!
-          Preciosas, ¿verdad? – dije acercándome a olerlas. No había tarjeta.
-          Y son tus flores favoritas – añadió -. ¿De algún admirador?
-          Pues sí… rosas blancas. Qué casualidad.

No pude mirar a Mike a la cara porque enseguida me di cuenta de quien eran y una sonrisa me salió del alma al comprobar que Rob seguía siendo el de siempre. Mike se quedó callado un buen rato y supe lo que estaba pensando. Salió a la terraza a fumar y aproveché para darme un baño y relajarme un poco. <<Voy a prepararme>>, le dije y me encerré en el baño. No me apetecía nada salir a cenar con él pero se lo debía, se lo había prometido así que me puse lo primero que pillé. Me lo encontré sentado en el salón, de punta en blanco. La desilusión se pintó en su cara al verme.

-          ¿Qué pasa? – pregunté confundida.
-          Pensé que… bueno, que te vestirías para la ocasión.
-          Ya me he vestido. Que yo sepa no estoy en pelotas – dije molesta.
-          He reservado en un restaurante muy selecto, no en una hamburguesería, Kristen.
-          Mike, mira… la verdad es que estoy agotada y no tenía ningunas ganas de prepararme – dije intentando mantener la calma -. Mañana tengo que ponerme de punta en blanco y ya sabes que me cansan los tacones y no me gusta maquillarme.

-          Sí, de punta en blanco pero no conmigo.
Negué con la cabeza. No quería continuar porque sabía cómo acabaría la conversación así que salí de la habitación por delante de Mike, en silencio, deseando que llegara el día siguiente.

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Mike estuvo muy atento en la cena, demasiado. Y yo sabía porque, lo que quería conseguir. Pero al volver aproveché que estaba en el baño para hacerme la dormida. No tenía ninguna intención de hacer nada esa noche. Mike hizo un par de acercamientos, algún arrumaco pero finalmente desistió, dándose la vuelta en la cama, sin decir palabra. Pronto se durmió pero a mí me costó conciliar el sueño y eso que estaba agotada. Creo que soñé toda la noche y lo que primero parecía un extraño sueño se convirtió en una pesadilla en la que a ratos Edward, a ratos Rob me besaban y acariciaban para desaparecer después. Yo les buscaba en un bosque como el de Crepúsculo. Quería estar con ellos, con él, pero al intentar alcanzar al vampiro este se desvanecía entre la niebla y cuando creía haberlo encontrado al final de mi sueño, era Mike, que se había convertido en vampiro. Mientras Rob, subido a un árbol, me sonreía burlón.

Me despertó Ruth a eso de las 8 y me levanté  como si no hubiese descansado casi nada, con el recuerdo de Rob en mi cabeza y dejé a Mike durmiendo. Ruth ya estaba desayunando en la cafetería cuando bajé. Teníamos pruebas del vestuario que había preparado para esos dos días y de maquillaje. <<Así que no veré a Rob>>, pensé decepcionada.

-          ¿Y Rob? – pregunté.
-          El tiene una entrevista en la radio.
-          Ah, vale.
-          ¿Tienes los horarios para la tarde?
-          Sí, si, lo tengo todo. Alfombra roja, fotos, firmas…
La mañana se me hizo eterna. Pensé que me encontraría con Rob a la hora de comer pero él había salido con su agente. Al regresar a la habitación Mike no estaba, me di una ducha y me eché a la cama con la intención de dormir un poco para tener buena cara por la tarde pero Mike regresó y tenía en mente lo que quedó sin hacer la noche anterior. Se tumbó a mi lado y comenzaron las carantoñas y las caricias hasta que decidí paparle los pies.
-          Mike, no quiero ser borde pero tengo que descansar para la tarde – dije en tono cariñoso -, he dormido mal.
-          Ya pero… puedes descansar luego – dijo agarrándome por la cintura.
-          No tengo tiempo. Tengo que vestirme y me tienen que maquillar y peinar – me miró con cara de disgusto -. Mike, ya sabías a lo que venía. Estoy trabajando, no es un viaje de placer.
-          Lo sé pero pensé que reservarías algún tiempo para nosotros – se acercó y me acarició de nuevo -. Te echo de menos.
Me levanté y me alejé unos pasos de la cama.
-          ¿Sabes que eres muy egoísta? Esto es importante para mí, estoy muy nerviosa y… y podrías apoyarme un poco, ¡no estar pensando solo en echar un polvo, joder!
-          No pensaba en echar un polvo sino en hacer el amor contigo. No nos hemos visto mucho este año y llevamos casi tres meses sin estar juntos – dijo dolido.
-          ¡No seas tan exagerado! No ha pasado tanto tiempo.
-          La última vez fue en julio. Te falla la memoria, Kristen – dijo enfadado -. Me voy a dar una vuelta.
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<<¿Cómo puede ser que no recuerde el tiempo que llevamos sin acostarnos juntos?>> Intente recordar la última vez que Mike y yo habíamos hecho el amor pero no pude.
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Por fin llegó la hora de salir para el festival y yo estaba histérica. Mike llamó en el último momento, cuando ya creía que me dejaría sola.
-          ¿Quieres que te acompañe, Kristen?
-          Sabes que sí – le dije apenada.
-          Entonces te espero abajo.
Vino conmigo en el coche pero casi no nos hablamos. A medida que nos acercábamos al lugar del evento me fui poniendo más y más nerviosa. Mike me tomó la mano y agradecí su gesto con una tímida sonrisa. Entonces él me besó en los labios con ternura.

Me bajé del coche deprisa, sin despedirme de Mike y en cuanto vi a Catherine corrí hacia ella. Se suponía que debía lucir mi bonito vestido color perla pero estaba helada por los nervios y decidí no quitarme la chamarra de cuero negra. Supuse que al bajar del coche Mike se escabulló de los fotógrafos para mantenerse en un discreto segundo plano, como Ruth le había aconsejado. Toda la atención debía estar puesta en Rob y en mí. Catherine me abrazó con su efusividad habitual.
-          Kristen, ya estás aquí. ¡Qué nervios! ¿No?
-          Sí, esto es… ¡Uf!
 Respiré hondo, temblaba de frío, de miedo y no podía ni hablar. Catherine me tomo de las manos.
-          ¡Estás helada! ¿Estás bien?
-          Es por los nervios, me están matando.
Sentía un nudo en la garganta, que unido a la presión de mi corazón a mil por hora y los nervios alojados en el estómago me estaban a punto de jugar una mala pasada. Me temblaban las piernas y me escocían los ojos. <<No te irás a poner a llorar como una cría, joder. Venga, aguanta, respira hondo y pasará>>.
-          Tienes cara de susto. Venga, tranquila – dijo Catherine frotándome la espalda -. Disfruta esto tesoro, solo se vive una vez.
-          ¿Y Rob? ¿No ha llegado? – pregunté mirando alrededor.
-          Tiene que estar al caer. ¡Mira, ahí está!
Un coche llegaba y los gritos de cientos de chicas comenzaron a subir de intensidad. Yo temblaba. El coche paró, se abrió la puerta y ahí estaba Rob, tan… sexy, tan hermoso. Gritos y más gritos histéricos. Un escalofrío me recorrió la espalda al verle. Con barba de un par de días, una camisa desabrochada que dejaba ver su pecho y que le quedaba increíble. Parecía tan maduro de repente… Tenía el pelo más largo, alborotado, como siempre y estaba algo bronceado, lo que hacía resaltar aun más sus dientes blancos y sus ojazos de gato. Vino hacia nosotras con una sonrisa preciosa en los labios, mirándome fijamente. Quiso abrazarme pero nuestros respectivos agentes nos condujeron hasta donde estaba la prensa acreditada que cargados con sus cámaras comenzaron a fotografiarnos sin piedad. Los flashes nos cegaban y la multitud gritaba extasiada. Rob me cogió por la cintura y me acercó a su cuerpo. Le miré y sentí de nuevo el escalofrío. Estaba radiante, feliz y yo también de volverle a ver. Se acercó a mi oído y me susurró con su voz suave y sexy: Hola preciosa, estaba deseando volver a verte.

....Continuará

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