FanFIC no. 42 "Noche en el Chateau Marmont.Rob"

LOS FICS son publicados Lunes, Miércoles y Viernes en los siguientes horarios: México 12 pm, Argentina 2 am, España 7 am. Al Staff nos complace mucho que tengamos mas lectores asiduos de este gran relato escrito por nuestra talentosa Escritora Irina, de igual forma los invitamos a comentar y participar cuando lo deseen, ya que nos gusta platicar e interactuar con uds.

Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen. A partir del relato 23 aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones(Lemons). Deseo recalcar que esta historia ficticia Robsten es tal cual como la Autora considera que sucedieron los hechos y las situaciones de acuerdo a información documentada. A LAS PERSONAS IMPRESIONABLES FÁCILMENTE Y DE MENTE NO ABIERTA DEJAMOS A VUESTRA CONCIENCIA LA DECISIÓN DE LEERLO O NO. 

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FanFIC NO.42

"NOCHE EN EL CHATEAU MARMONT.ROB"
por Irene Mendoza

NOCHE EN EL CHATEAU MARMONT

Rob 


- ¿Qué tenías pensado para darme las gracias? – preguntó mimosa, mientras terminaba de soltar los botones de mi camisa.

- Algo que sé que te encanta, amor. 

 

Kristen suspiró a la vez que yo metía mi mano en sus braguitas, acariciando su húmedo sexo. Con la otra la apreté contra mí mientras ella me quitaba la camiseta. Luego subió los brazos para que yo me deshiciese de la suya. Sin dejar de mirarme se soltó el sujetador liberando sus pechos que atrajeron inmediatamente mis manos hacia ellos, como un imán. Los acaricie con ternura haciéndola suspirar. 

Después deslicé mis manos por su piel, surcando su vientre, acariciando su cintura, tomándola por las caderas, apretándola contra mi duro miembro.

La acosté en la cama y terminé de desnudarme y de desnudarla, tirando de sus braguitas de algodón y dejando al descubierto mi paraíso, su sexo.

Kristen me observaba en silencio. Su respiración suave, lenta y profunda se fue agitando al contacto con mi piel. La miré con deseo. Toda ella era una visión celestial para mis sentidos. Acaricié su Monte de Venus con las yemas de mis dedos y fui deslizándolos hasta alcanzar sus labios, llevándolos de su clítoris a su entrada, presionando suavemente. Intensos y continuos gemidos comenzaron a escaparse de su garganta. La penetré con mis dedos, perfectamente abierta y húmeda. 

                     

Era increíble lo que ella me hacía sentir sin proponérmelo. Yo simplemente me concentraba en procurarle placer y eso era precisamente lo que más placer me causaba a mí. El verla mirarme con sus ojos brillantes, la boca abierta y húmeda. El oírla disfrutar. Su deseo, su necesidad de mi era lo más excitante de todo. Acaricié su interior con delicadeza para luego ocuparme en friccionar su clítoris en pequeños círculos, admirado de su abandono, de sus ganas. Me llevé los dedos a la boca y los chupé para saborear su salado y cálido fluido, sonriendo con lujuria. Exhaló un jadeo y metí de nuevo mis dedos en su interior, acariciándolo una vez más. Kristen cerró los ojos extasiada y abrió su boca para gemir por enésima vez, casi sin voz.

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Noté como comenzaba a palpitar su carne y me afané en presionar su clítoris.

- Rob… - jadeó.

- Dime lo que quieres, pequeña, dímelo – susurré.

- ¡Rob… por favor… oh, Rob! – gritó

- ¿Qué quieres mi amor? – jadeé.

- No aguanto más. Te quiero dentro de mí. ¡Penétrame! – imploró.

Lo dijo de un modo tan dulce y sensual que todo mi cuerpo tembló de deseo. Me arrodillé entre sus muslos y sujetándola por las caderas la incorporé un poco elevándola hacia mí. La penetré colmando todo mi ser con su calor y el suyo con mi pasión desbordada. Nada más hacerlo ella se dejó ir entre potentes gemidos. En un rápido movimiento agarré sus piernas por detrás de sus rodillas, apretándola contra mí para profundizar más en su interior mientras Kristen enroscaba sus piernas alrededor de mi cintura. Estaba tan hambriento de ella y era tan acogedora que llegué muy rápido, sin controlarme.

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- Eres genial – dijo jadeando aun.

- Tu también – suspiré casi sin voz -. Me agotas, ¿lo sabías?

Kristen rió en mi pecho y yo la abracé y la besé con ternura.

- Rob… 

- ¿Qué, preciosa?

- Tengo que preguntarte una cosa. Es que me lleva rondando por la cabeza toda la tarde y parte de la noche y…

- Dime – susurré besando su frente.

- ¿Te ha molestado mi reacción esta noche, en el backstage?

- ¿Cuál? – pregunté extrañado.

- Cuando me han oído llamarte cariño y me he avergonzado.

- ¡Ah, eso! – sonreí pero debí de hacerlo sin mucha convicción porque Kristen se puso triste de pronto.

- Lo sabía. Te ha sentado mal – dijo frunciendo el ceño preocupada -. No era que me avergüence de ti o algo por el estilo, no. Es que… es lo que ya te he dicho. Quiero mantener lo nuestro a salvo, por puro egoísmo. Esto que tenemos es nuestro, eres mío Rob y no quiero que nadie venga a joder, lo quiero… lo quiero preservar porque eres… eres muy importante para mí y…

Kristen se estaba emocionando. La abracé con fuerza y la besé con muchísima ternura.

- No, no importa, lo sé – sonreí -. Sabes que yo sería capaz de salir ahí fuera y ponerme a gritar a los cuatro vientos que te quiero pero te entiendo y tienes razón, soy todo tuyo y no tienes porque compartirme.

Lo era, entero, sin dudarlo. Y sabía que a pesar de la distancia seguiría siendo así, estaba seguro. Soy un hombre heterosexual y me gustan las mujeres mucho pero una cosa es mirarlas o reconocer que una chica es guapa, que me gusta y otra muy distinta es estar enamorado. <<Y como dice Tom, yo lo estoy hasta los huesos>>.

- No, no quiero compartirte más de lo que ya lo hago – sonrió y apretó los labios. Y lo hago con el resto del planeta así que… no pienso darles más, no voy a responder a preguntas o a contar algo de ti, de nosotros. Y seguiré negando lo nuestro todo el tiempo que pueda. Es nuestra vida y es privado. Trabajamos juntos, eso es lo único público, nada más. Es lo único que tendrán, mi trabajo.

- Tranquila, pienso lo mismo que tú – dije besándola en la frente.

- ¡Uf! – asintió y sonrió. 

 

- ¿Qué? Dime.

- ¡Qué alivio! Me alegro que estemos de acuerdo. Estaba… preocupada. No quería… no podía despedirme…

- Ven aquí, anda – dije abrazándola y acariciando su rostro -. Tienes que contarme todo y preguntarme todo lo que quieras.

- Lo sé. Si algo eres es sincero ante todo. Pero me daba miedo, ¿sabes? – bajó la mirada de nuevo -. No soy muy dada a… bueno, a demostrar mis sentimientos, no, más bien a decirlos en voz alta. Ten un poco de paciencia conmigo.

- No importa, cariño. Sé cómo eres y me gustas así, honesta ante todo.

Aunque contigo es tan fácil… eres tan dulce – me miró a los ojos y mi corazón palpitó con tanta fuerza que pensé que se me pararía -. Es muy fácil quererte, Rob. Es imposible no hacerlo.


Ante esa deliciosa confesión no pude hacer otra cosa que tomarla entre mis brazos y besarla en la boca con todo mi amor, en las mejillas, los ojos y ella se entregó de nuevo sin dudarlo, 

 

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- Rob… - susurró Kristen recostándose sobre mi pecho.

- ¿Qué mi vida? – dije jadeando aun.

- No me dejes dormir esta noche. No quiero dormir. Tengo toda la vida para hacerlo pero hoy no, no quiero. Por favor, prométemelo – dijo aferrándose a mi cuerpo.

- Te lo prometo – dije acariciando su espalda, su pelo, su cintura.

Y lo cumplí. Pasamos el resto de la noche amándonos y charlando. Siempre me han gustado nuestras charlas, desde el principio, como cuando quedábamos para los ensayos de Crepúsculo y al final nos pasábamos la noche viendo películas y hablando sin parar. Estaba a punto de amanecer cuando me lo soltó:

- Rob… eh, ¿Te importa que pasemos por mi casa?

- No, ¿por qué?

- Es que… está de visita mi abuelo. Ha venido desde Queensland y quería que… quería que le conocieras. Solo es pasar por mi casa un momento antes de que cojas el avión.

La miré fijamente sonriendo encantado. <<¡Me quiere presentar a su familia, nada menos!>>.

- Vale, bien. No hay problema – dije. Kristen me dio un beso, me miró con dulzura y con tristeza a la vez -. ¿Qué pasa, preciosa?

- Estaremos bien, ¿verdad?

- Claro que sí. No te preocupes.

- Es que son dos meses, justo ahora y… - suspiró y apretó los labios -. Me he estado haciendo la dura. Me parece tanto tiempo…

La abracé contra mi cuerpo. 

 

- Tú concéntrate en el rodaje de “The Runaways” y yo lo haré en el mío y el tiempo pasará deprisa, ya verás. Sé que será así. Tú me lo dijiste.

Dije todo aquello no solo para ella si no para mí mismo, intentando convencerme de que sería así, de que sería cierto.

- Lo sé, lo sé… pero te voy a echar tanto de menos…

- Y yo a ti – dije besándola en la frente.

- Es la primera vez que… siento esto. Por una parte estoy deseando comenzar el rodaje. Lo vamos a pasar bien Dakota y yo juntas pero…

- Pero que…

- Pero preferiría no tener que separarme de ti. Lo quiero todo, a ti, la película…

- Tenemos el Comic Con en nada.

- ¿Podrás venir a L. A. para el 4 de julio?

- No, no lo creo – negué pensativo -. El rodaje va a ser muy intensivo. Cobran un dineral por cada toma en las calles de N. Y. No creo que nos dejen perder ni un solo día.

- Creo que cae en sábado. Tendríamos un par de días – dijo Kristen con tristeza.

- No pienses en eso ahora – dije deseándola con todo mi ser.

La tomé por la cintura y apoyándola sobre mi cuerpo, sobre mí miembro para ver como su pequeño cuerpo se dejaba llevar por mis ganas una vez más.

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Acabamos en el jacuzzi, comiendo una cena fría del mismo plato, con los dedos y bebiéndonos un par de Heinekens.

 

- En realidad, la cerveza me gusta más que el champán, aunque sea el mejor del mundo la prefiero – dije dándole un trago a la fresca botella verde.

- ¿Cerveza negra o rubia? – preguntó Kristen metiéndome un tomatito en la boca.

- Rubia – sonreí.

- ¿Y las mujeres cómo te gustan, rubias o morenas? – susurró con picardía.

- Uhmmmm… – dije chupándole un dedo lleno de salsa César -. Morenas…, pequeñas y con unos preciosos ojos verdes.

- Pero yo no soy morena en realidad.

- Ya lo sé pero me gustarías aunque tuvieses el pelo verde – dije susurrando sobre su boca y mordiéndole el labio inferior con suavidad.

Después Kristen, con una sonrisa deliciosa, me echó los brazos al cuello, me besó y la cena se quedó sin terminar.

...Continuará...