FIC IRINA '50 Sueños de Verano' Relato 11 "Desconocidos en San Sebastián. (2ª parte)"

FIC 10 DE IRINA,  PUBLICAREMOS LOS DIAS LUNES

Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen ya que aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones (Lemons). Personas impresionables fácilmente y de mente no abierta dejamos a vuestra conciencia la decisión de leerlo o no.

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FIC-IRINA  50 Sueños de Verano'

Cap. XI "Desconocidos en San Sebastián (2ª PARTE)"

por IRINA (Irene Mendoza)

 Cenamos en el restaurante de Arzak solos, sin guardaespaldas, en una mesa apartada de miradas indiscretas. La comida está deliciosa y a Rob le encanta. Come con mucho apetito y prefiere la carne al pescado, como yo. Me encanta verle comer, me produce un especial placer contemplar como mastica y bebe de su copa. Sus labios son perfectos, los contemplo posándose en el fino cristal de su copa cargada con un afrutado gran reserva de Rioja. El vino le parece delicioso. Yo estoy un poco borracha ya y se me escapa una risita tonta de vez en cuando a la que él responde con una mucho más sexy y fuerte.

Con la fantástica verborrea que me proporciona el vino me dedico a explicarle platos típicos de la cocina tradicional vasca y él me escucha atentamente, sonriendo de vez en cuando, hablando con su voz amable, suave, bromeando con inteligencia y gesticulando con sus preciosas manos de largos dedos. Me estremezco al pensar en sus dedos, en sus suaves yemas surcando mi piel. Tengo pensamientos cada vez más sensuales. Me ruborizo.

-       Te has puesto colorada – sonríe con su magnífica sonrisa de medio lado.

-       Es por el vino – miento.

Reímos y charlamos de cine, de música, de libros y me doy cuenta de que es él, que he encontrado al hombre de mis sueños, y nunca mejor dicho.

-       ¿Más vino? – pregunta con sus sexy y acariciadora voz.

-       No, no por favor – susurro sin poder dejar de sonreír -.¿Quieres emborracharme?

-       No, creo que no – susurra mirándome a los ojos, los labios, el escote.

Estoy aturdida por la belleza y la dulzura que emana de él, de su mirada. Cruzo mis piernas nerviosa y el cambia de postura en sus asiento, me manoseo el pelo y Rob se lo toca. <<Ese gesto me mata>>, pienso. Chupo mi labio inferior y Rob se lame el suyo dejándome extasiada. Ya no puedo decir nada con sentido, solo incoherencias. Rob tampoco habla mucho ya y me doy cuenta de que la cena ha terminado. Mis pensamientos vuelan, se anticipan y me estremezco de deseo.

Nos quedamos callados un momento pero no es un silencio incómodo si no necesario. Nos hace falta mirarnos y posar nuestras manos sobre el mantel, la una enfrente de la otra. Volteo mi mano ofreciéndosela. Rob entreabre los labios un poco, exhala aire y acaricia la palma de mi mano con tan solo un dedo, deslizándolo muy lentamente hasta mi muñeca, subiendo y bajando. Ese roce desencadena toda una oleada de difuso placer que recorre mi cuerpo y va abriéndose paso hasta alcanzar mis entrañas. Jadeo muy bajito y Rob abre un poco más su boca. No dejamos de mirarnos. Su mirada es tan intensa que me conmueve hasta lo más profundo de mí ser.

-       ¿Nos vamos? -  propone.

-       Sí – no lo dudo ni un momento.

Se levanta y me tiende la mano antes de que yo pueda moverme de mi asiento. La tomo, el agarrar la mía fuerte, seguro y noto como me tenso de deseo porque sé lo que va a pasar cuando salgamos del restaurante, se cómo acabará esta noche.

Rob me toma por la cintura suave y discretamente. Pide un taxi mientras nos traen la cuenta y para entonces la deriva que han tomado mis pensamientos es sumamente agradable.

* * *

Al salir del restaurante el tiempo ha cambiado, hace frío y no puedo evitar tiritar. Rob se da cuenta y sin decir nada me pasa el brazo por encima de los hombros y me acerca a su cuerpo grande y cálido.

-       ¿Tienes frío? – pregunta.

-       Un poco - susurro sonriendo muy cerca de su rostro.

-       Ahí está el taxi.

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Aspiro, huelo su tenue aroma, una mezcla de jabón y lo que puede ser un desodorante. No lleva perfume pero huele a madera, hierbas, fresco. Nos metemos en el taxi. Vamos sentados muy juntos y mientras nos dirigimos al hotel Rob me habla entre beso y beso.

-       No quiero que… que creas que hago esto a menudo – susurra acariciando mi pelo y besando mi hombro.

-       ¿El qué? – pregunto mirando sus profundos y dulces ojos.

-       Llevar a cenar a mis fans, aunque sean muy guapas – sonríe.

-       Una vez lo hiciste – sonrío.

-       ¡Ah sí! En Barcelona – se ríe y me mira boquiabierto - ¿Lo sabes todo de mí? No sé si debería temerte…

Mordisquea el lóbulo de mi oreja y yo simplemente me olvido hasta de mi nombre.

-       No, no lo sé todo. Y prefiero que sea así. Mantener… el misterio, creo.

-       Sí, el misterio es importante – susurra en mi boca -. Ni siquiera sé cómo te llamas pero es extraño porque no siento desconfianza, más bien estoy… sorprendido conmigo mismo.

-       Llámame Irina y no me temas, por favor. Jamás haría algo que te… que te perjudicase – susurro conmovida.

-       No sé por qué pero creo que ese no es tu verdadero nombre. Aun así te creo – me regala una sonrisa cautivadora y yo jadeo sin remedio.

Ese jadeo le enciende y hace que me bese con fuerza, metiendo su lengua en mi boca, saboreándome. Besa de maravilla y siento que todo mi cuerpo se vuelve débil, como si se aflojasen mis músculos. Mi vientre está lleno de mariposas que revolotean sin cesar.

* * *

Llegamos al hotel y continuamos besándonos cada vez con más urgencia. La barba de Rob crece deprisa. A estas alturas ya asoma lo suficiente para pinchar pero me encanta esa sensación que me produce.

Entramos por el garaje subterráneo para no ser vistos. Durante el breve trayecto a la habitación intentamos mantener las distancias. Estamos al lado de un matrimonio de cierta edad que probablemente no conoce a Rob pero nunca se sabe. El está muy cerca de mi cuerpo y esa cercanía hace que yo respire con dificultad. Me altera de tal manera su masculinidad, su calor, es tan sensual… De pronto noto como Rob mete su mano bajo mi top de lentejuelas y acaricia mi espalda comprobando que no llevo sujetador y haciéndome estremecer de pies a cabeza. 
Su mano baja por toda mi columna hasta alcanzar mi trasero y posarse en él. Doy un respingo al notar como lo aprieta y le miro. El se sonríe mirando al suelo y no puedo evitar dejar escapar una risita traviesa. Me siento encantadora y hasta lasciva. En mi cabeza se agolpan eróticas imágenes de lo que podemos hacer y mi corazón late a mil por hora.

Salimos del ascensor antes que la pareja mayor y me toma de la mano para que crucemos el pasillo en dirección a su suite. De pronto me agarra por la cintura y me besa muy fuerte, apretándome contra la pared del pasillo, posesivo. Yo respondo a su beso y paso mi lengua por sus labios y su incipiente bigote, lamo su barbilla como siempre he soñado hacer.

Rob abre la habitación abandonando un momento mis labios. Nada más entrar comienza de nuevo. Vuelve a besar mi boca dulcemente para pasar a deslizarla por mi cuello, haciéndome respirar profundo, dejándome temblorosa. Tiene unos labios tan suaves…

Me quita la chamarra de cuero y de paso me acaricia entera. Yo le quito la suya y también aprovecho para acariciarle el torso, los hombros, la espalda. Nos besamos, nos tocamos y caminamos hacia la cama con prisa, ávidos por probarnos. Nos ponemos de rodillas sobre la cama, frente a frente. El enreda sus manos en mi pelo, desliza sus dedos por él y cierro los ojos de puro placer. Me quita el top y abro los ojos para encontrarle contemplando mis pechos, los acaricia tiernamente y yo le dejo hacer.  Se desata los botones de la camisa, de la bragueta del pantalón y yo hago lo mismo con mis vaqueros. Nos tumbamos en la cama y terminamos de desnudarnos mutuamente. Es bello, sexy y yo me siento tan impúdica y deseada al ver su espléndida erección que me pongo a horcajadas sobre él, que me mira extasiado y acaricia mi cuerpo sin cesar.

-       Te deseo – susurro.

-       Y yo a ti, no puedes imaginarte cuanto – jadea -. Sigue hablando, preciosa.

-       Tócame – imploro.

Se incorpora y me sienta sobre sus muslos y le dejo penetrarme. Grito de gusto y su boca se abalanza sobre mí, chupando, lamiendo, susurrando sobre mi piel. Chupetea mis pezones mientras acaricia mis muslos, mis glúteos y una intensa corriente de puro placer me devora. Gimo y eso le incita para penetrarme muy hondo, con furia. Se mueve, empuja y le siento profundo, afanoso. Mi cuerpo reacciona con toda facilidad, a su energía, su fuerza.

-       ¡Oh, eres tan… carnal y estás tan… húmeda….! Despacio,… quiero hacértelo muy lento.

Emito un quejido de gusto como respuesta. No soy capaz de articular palabra alguna solo puedo sentir, es lo único que mi mente y mi cuerpo pueden hacer, sentirle.

Siento como entra y sale de mí lentamente, acoplándose perfectamente a mi interior. Siento su fuerza, su ´placer. Estamos muy juntos, moviéndonos al unísono, abrazados. Rob jadea junto a mi oído y me aprieto aun más contra su cuerpo. Sus acometidas se intensifican, Jadeo, suspira, gemimos y todo explota en mi interior. El lo nota, nota como llego, cierra los ojos, grita y me aprieta por las caderas, hundiendo sus dedos en mi carne estremecida, derramándose en mí. Noto como tiembla dentro, caliente, agitado. Apoyo mi cabeza en su hombro y dejo que me abrace.

* * *

Me visto deprisa y le miro. Solo unos instantes más antes de marcharme. Rob duerme sereno y relajado, ajeno por unas horas a la expectación que despierta cada minuto de su vida. Le dejo una nota con mi dirección, mi teléfono y mi e-mail junto a la almohada y salgo de allí sigilosa,  escapando de cualquiera que pueda relacionarme con él.

Solo espero que Rob sueñe también conmigo, aunque no me conozca y… ¿quién sabe?, quizás en mi próximo sueño él me recuerde.