FanFIC no.105 'La tormenta. Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                     Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no.105

"LA TORMENTA. ROB"
Imágenes: Elena

Nos propusieron a Stephenie Meyer, a Kristen y a mi pasar la noche en una casa cercana a la mansión de la playa pero al final solo Stephenie aceptó. 

Ella salía ya de la casa, ante la inminencia de la tormenta, acompañada de su equipo de seguridad cuando se acercó a nosotros. 

- Chicos, antes de irme quería… bueno hay algo que llevo tiempo queriendo deciros a los dos y nunca encuentro el momento – dijo algo azorada.

- ¿Sí,Stephenie? – preguntó Kristen.

- Dinos – añadí.

- Solo quiero… quiero pediros perdón – se sinceró.

- ¿Perdón? – preguntamos a la vez.

- Sí, por haber complicado tanto vuestras vidas. Me siento responsable de toda esta… no sé ni cómo denominar lo que sufrís cada día, en serio. Mi vida también ha cambiado mucho pero no en el grado de paranoia que tenéis que soportar vosotros. Creo que yo no sería capaz de aguantar la persecución a la que os tienen sometidos – dijo con tristeza.

- No, no Stephenie… quiero decir, tu no eres responsable de toda esta locura – negué enseguida.

- ¡Claro que no Stephenie! – añadió Kristen.

- No estoy tan segura – suspiró -. Me temo que os han confundido con mis personajes y eso no es justo para vosotros.

- Por lo que a mí respecta debo decirte que tengo una vida maravillosa gracias a ti, así que el agradecido soy yo – dije mirando a Kristen de reojo.

- Lo mismo digo – añadió Kristen.

Ella también me miró y sonrió con timidez. No pude evitar pasarle un brazo por sus hombros y apretarla contra mí. Stephenie se fijó en ese gesto y sonrió.

- Eso salta a la vista, chicos y me alegro muchísimo por los dos – dijo mirándonos con cariño -. Os deseo lo mejor del mundo a ambos.

- Gracias Stephenie – dijo Kristen sin poder reprimir un abrazo.

- Gracias a ti, Kristen. Dame tu también un abrazo, Rob –me dijo avergonzándome un poco.

Abracé a Stephenie con cariño y ella me dijo ´´Eres un cielo´´, besando mi mejilla y haciéndome sonreír algo azorado. Pensé que ella era una gran persona aunque extraña.

- ¿Seguro que no queréis venir a la casa conmigo? Estaréis más cómodos.

- No, tranquila. Estaremos bien aquí entre estos locos del cine ¿verdad Rob? - dijo Kristen mirándome a los ojos con ternura.

- Claro – murmuré besando su frente.

Stephenie nos miró con afecto y asintió.

- De acuerdo – sonrió -. Solo una cosa más.

- Claro – asentí.

- Espero que continuéis siendo unas personas tan de verdad, sinceras, honradas, honestas y leales como lo sois ahora. Así que hacedme el favor de no cambiar por nada ni por nadie y cuidaros mucho. Os lo pido de corazón.

- Gracias Stephenie – dijo Kristen.

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- Si os soy sincera me da un poco de miedo ese mundo en el que vivís, me refiero a Hollywood.

- No es para menos – bromeé y añadí asintiendo -. Lo haremos 

- No podré ir a Baton Rouge pero nos veremos en Vancouver. Hay que celebrar una boda - nos dijo antes de marcharse acompañada por sus guardaespaldas.

Le saludamos con la mano viendo cómo se alejaba en un jeep bajo la incesante lluvia. Un trueno retumbó en la noche.

Regresamos con el resto del equipo, adivinando la juerga que se avecinaba entre truenos y relámpagos que iluminaban la costa.

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Antes de anochecer el cielo se puso completamente negro. Había algo muy poderoso en el ambiente. El aire estaba cargado de electricidad. Hacia la media noche se fue la luz y para no pasarla a oscuras se tuvieron que emplear generadores que iluminaban la casa. La lluvia golpeó contra el tejado durante toda la noche, con fuerza y sin descanso y el viento aullaba llevándose a su paso ramas que golpeaban contra la techumbre. El oleaje del mar bramaba con fuerza y se oía con nitidez desde la casa. Eran las fuerzas de la naturaleza en toda su plenitud, demostrando a unos pobres mortales su verdadero poder.

Fue una noche memorable, llena de historias de viejos rodajes, de risas y camaradería. Alguien sacó un viejo transistor de algún lado y puso música así que la botella de vodka no duró mucho. 

Ya era de madrugada y parecía que la tormenta amainaba. Sonaba Bob Dylan en la radio con su ´´Like a Rolling Stone´´ y unas cuantas voces se pusieron a tararearla.

- Ese es el verdadero mundo del cine. No el de Hollywood – dijo Kristen que sentada a mi lado en las escaleras observaba todo.

- Por eso estamos aquí, preciosa. Para hacer películas.

- Sí, me alegro de estar aquí, contigo, en este lugar, ahora – sonrió hermosamente somnolienta recostándose en mi hombro.

- Te vas a quedar dormida en mi hombro – dije besando su mejilla -. ¿Salimos a fumar?

- ¿No nos llevará la tormenta?

- No, parece que ya está pasando. Suena menos ahí fuera.

Algunos del equipo ya dormían, otros charlaban en voz baja. Salimos sin que nadie se diese cuenta y nos quedamos de pie, mirando al cielo que ya dejaba entrever algunas estrellas. A lo lejos, cruzando el océano, se alejaba la tormenta con truenos lejanos retumbando en la oscuridad.

- ¡Mira que relámpago! – exclamó Kristen al ver un rayo culebreando sobre el horizonte, muy alejado ya de la costa.

Todo se iluminó por unos instantes ante nuestros ojos.

- Impresionante – admití admirado del paisaje que tenía ante mis ojos aspirando el cigarro y pasándoselo a Kristen.

Casi siempre fumábamos así, los dos el mismo cigarro. A ambos nos gusta la misma marca y se había convertido en una costumbre. Así fumábamos menos y ahorrábamos tabaco. Porque en los rodajes nunca sabes cuándo te va a faltar. A veces no es fácil conseguir un paquete de Camel light y este era uno de esos casos.

- De pequeña me daban mucho miedo las tormentas.

- ¿A ti miedo las tormentas? – reí.

- Sí y las arañas. Aun me dan miedo esos bichos – dijo haciendo un gesto de asco.

Me hizo reír su confidencia y me dio ternura. Ella que siempre se hace la valiente. La atraje hacia mí y la besé en la cabeza.

- Te confieso que a mí me daba miedo dormir sin luz. Dormí con una lamparita hasta… hasta que tuve como unos 6 años.

- ¿Qué? – exclamó incrédula.

Asentí tomando el cigarrillo de entre sus dedos.

- Pero nunca me dieron terror las tormentas, señorita miedosa – dije para hacerla rabiar.

Ella me dio un codazo en el costado y apoyó su cabeza en mi pecho.

- Lo bueno de todo esto es que el temporal ha ahuyentado a los paparazzis – añadió acariciando mi pecho.

- Podía haberlos ahogado a todos ya de paso.

- Sí – rió – tirarlos de las lanchas.

- ¿Crees que podremos grabar mañana?

- Uhmm, no sé. Van a tener que poner filtros para que parezca que hay sol.

- Lo dicho, esto parece Inglaterra no Brasil.

- Luna de miel en Inglaterra – rió.

- Te lo juro, la de mis padres fue así, en la campiña, en un hotel que parece un castillo. Mi padre dice que no dejó de llover ni un día pero que no les importó – sonreí.

- Tienes que enseñarme ese hotel algún día.

- No he ido nunca.

- Pues tenemos que ir.

- Trato hecho, preciosa – dije besándola con ternura – ¡Eh, suena Bob Marley! Esa canción me encanta.

Su reggae ´´Could you be loved?´´ sonaba dentro de la casa y Kristen y yo nos pusimos a tararearlo siguiendo el ritmo. Después la gente se animó del todo y ya no hizo falta la radio porque se continuaron cantando a coro ´´Every little thing is gonna be all right´´.

Nos sentamos en unos bancos repletos de cojines, resguardados, un relámpago ilumino el cielo. Kristen tembló y yo la apreté contra mi cuerpo para infundirle calor y entoné también el famoso estribillo en su oído.

"Don't worry 'bout a thing, 

'Cause every little thing gonna be all right." 

- ¿Tienes frío, amor?

- Solo estoy destemplada – negó con la cabeza.

- Es por pasar la noche sin dormir – susurré y la abracé con más fuerza.

- Sí, qué sueño tengo – bostezó -. Cuando ruedo de noche estoy en tensión y no lo noto tanto.

- Yo también. Espera, ahora vengo – dije soltándola para entrar en la casa.

Entré de puntillas intentando no despertar a nadie y cogí una manta para salir de nuevo a la terraza que daba a la playa.

- Ven, ahí estaremos más cómodos. Vamos a taparnos.

Nos recostamos en el banco más amplio sobre los mullidos cojines, frente al mar y nos besamos despacio, con besos suaves, tiernos y breves. Y así, tapados con la manta y viendo cómo se alejaba la tormenta, tras cesar la lluvia, no fuimos quedando dormidos abrazados, respirando acompasadamente.

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Amanecía cuando despertamos los dos, uno por culpa del otro. O yo me moví o fue Kristen y casi nos caemos del banco. Menos mal que la tenía sobre mí, abrazada con fuerza. Abrí los ojos asustado y me topé con su sonrisa.

- Buenos días… casi – rió bajito.

- Aun no – murmuré medio dormido –. Está oscuro.

- Es que no hace sol. Está muy nublado – dijo restregándose justo contra mi erección matutina.

- No hagas eso. Me encanta pero espera a que lleguemos al hotel – susurré encantado, en realidad.

Sonrió y se levantó de encima de mí.

- ¡Qué pena y que desperdicio! – suspiró dándome un beso suave y muy dulce en los labios –. Venga levántate.

- Uf, estoy molido de dormir aquí, contigo encima – rezongué.

- Voy a ver si se puede conseguir algo para desayunar. Tu espera un poco aquí – sonrió mirando mi entrepierna.

La seguí al rato y al entrar muchos del equipo ya estaban despiertos, hablando con Bill. Kristen y yo nos acercamos para ver cómo estaban las cosas.

- Ya ha amanecido pero me temo que sigue nublado y sigue amenazando lluvia, chicos así que sintiéndolo mucho vamos a dejarlo por hoy porque estamos todos muy cansados. Tenéis el día libre.

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- Día libre – dije mirando a Kristen con picardía.

- Genial – dijo ella sonriéndome – Había pensado en…

- ¿En qué? – dije risueño, agarrándola por la cintura.

- En hacer submarinismo. Dicen que aquí hay unos fondos marinos preciosos.

- ¿Submarinismo?

Y me respondió con una risa que dejaba claras sus verdaderas intenciones.

...CONTINUARA...