FanFIC no.148 'St. Thomas.Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

NOTA: ESTE FIC IRINA SE PUBLICA LUNES Y JUEVES

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina

        JUEVES:  FanFic Robsten de Irina 

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                                                                                                    FanFICno.148    

                                                                                        "ST.THOMAS. ROB"

Fue la mejor forma de terminar el rodaje de La Saga. Para mí esos pocos días en St. Thomas significaron el final, mí final perfecto. Aun ahora lo pienso y lo sigo sintiendo así.

 

Por fin hacía calor, sol, el mar estaba en calma, como un plato. No había nieve, ni tormentas, ni lluvia, ni huracanes.

Nos fuimos de la fiesta que había preparado Bill a eso de las 12 y nos pasamos el día siguiente en la habitación. Tocaba rodaje nocturno y eso es agotador.

Llegamos a la playa al atardecer para comenzar el rodaje nada más ponerse el sol. La playa de Magens Bay, propiedad del consistorio, se cerró al público y alguien procedente del consistorio se trasladó hasta la playa con el equipo y nos informó un poco de la historia del lugar. Al parecer Magens Bay era propiedad de Arthur Fairchild, quien dio la mayor parte de ella como un regalo a la Municipalidad de Saint Thomas y Saint John en 1943 para su uso como parque público y reserva protegida. 

La playa y el parque que rodean la bahía son de pago. Los servicios incluyen socorristas, aparcamiento, duchas y baños. Hay un bar y una tienda de souvenirs. También dispone de mesas, tumbonas, flotadores, tablas de windsurf y se pueden alquilar pequeños veleros. La entrada por persona es de 4 $ para los visitantes y 2 $ para los residentes. El personal del consistorio nos informó de que las tarifas de estacionamiento, y los pagos recibidos de los diferentes servicios y concesiones de alquiler eran para el municipio. 

La leyenda del lugar también dice que Sir Francis Drake utilizó Magens Bay como puerto a la espera de buques para saquear. 

La guardia costera despejó la bahía de barcos y la policía de St. Thomas y la seguridad privada contratada cerraron la playa a los curiosos y visitantes por esa noche para garantizar la buena marcha del rodaje. Solo teníamos permiso de las autoridades para una noche y debía salir todo bien a la primera. 

Así fue, el rodaje salió a la perfección pero no pudimos evitar que un paparazzi se escondiese en algún lugar del parque natural y captase todo con sus teleobjetivos. La producción se quejó a las autoridades porque estaba claro que habían sido ellas mismas quienes para promocionar St. Thomas, habían ´´permitido´´ aquella intrusión. Pero este mundo de hoy en día es muy cínico y la ´´libertad de prensa´´ está por encima de todo. 

Como dijo Bill, gajes del oficio. 

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La Magens Bay es una ensenada de aguas tranquilas y muy templadas. Nada más llegar Kristen y yo nos descalzamos y metimos los pies en el agua para comprobar que no eran las frías aguas del Atlántico brasileño. Caminamos por la orilla mientras se hacían los preparativos para el rodaje y nos deleitamos con tan fantástico paisaje. Nos cautivó el hermoso entorno natural. 

Estaba feliz, relajado y Kristen también. Parecía que la melancolía que tenía en el hotel había desaparecido o al menos la disimulaba. Se reía y mostraba su lado cariñoso sentándose a mi lado sobre la arena, con el bañador granate de Edward puesto, dándome de fumar su cigarrillo y poniendo su brazo alrededor de mis hombros. 

El rodaje duró toda la madrugada, pero a pesar de las largas horas, con sólo unos pocos descansos de cinco minutos, tanto Kristen como yo estábamos de buen humor y el tiempo pasó volando. Para que os voy a engañar, el tener que tomarla entre mis brazos y acariciarnos y besarnos durante horas no fue nada duro. Bueno, nada duro porque yo llevaba un traje de neopreno de cintura para abajo y no precisamente porque el agua estuviese fría.

Hicimos toma tras toma. Besos más lentos, más apasionados, con la boca más abierta, menos… Y cuando Bill gritaba ´´Corten´´ seguíamos abrazados.

Yo le acariciaba el trasero bajo el agua y ella apretaba sus pechos contra mi cuerpo, tan solo tapada con un escueto bikini verde que sería borrado con efectos de post producción. Y ese continuo toqueteo que nos traíamos hacía estragos en cierta parte de mi anatomía.

- Menos mal que llevas el neopreno – me dijo sonriendo con picardía.

- Sí, menos mal – le respondí al oído.

- Pero aun así… se nota. 

- ¿Sí? – susurré. 

- Aha – asintió mordiéndose el labio. 

La apreté un poco más contra mí y sentí como Kristen suspiraba muy suavemente. Eso fue suficiente para que tuviese que separarme un poco de su cuerpo y ponerme a pensar en otra cosa. 

- ¿Qué tal si hablamos de las tortugas marinas? – dije sonriendo. 

Kristen asintió y se echó a reír. 

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Mi dialogo decía: Eres tan hermosa… Mientras ella miraba a la luna y luego a mí. Nos besábamos. 

Prometí que lo intentaríamos. Si esto no funciona…, continuaba. Confió en ti, respondía Kristen. Y volvíamos a besarnos pero más apasionadamente. Eso era todo. 

Continuamos toda la noche, dando vueltas con el agua hasta la cintura, sin dejar de besarnos. Fue genial. Algo cálido, dulce. Todo muy romántico y sensual. 

En los descansos jugábamos en el agua, un agua cálida, sin oleaje. Yo la levantaba sobre mis hombros. En uno de esos juegos, al descender de mi espalda, Kristen me bajó el neopreno y todo el mundo pudo apreciar lo blanco que tengo el trasero. Pero me dio igual, la perseguí por el agua hasta que la alcancé. Ella intentó zafarse pero se reía tanto que no pudo resistirse a mi abrazo. 


Acabamos salpicándonos agua el uno al otro, como dos críos. 

Recuerdo las sensaciones placenteras en el mar, su calor, mis brazos rodeándola, mis manos acariciando su piel mojada, las suyas tocándome, sus dedos enredándose en mi pelo, acariciando mi nuca, nuestros besos largos, lentos y húmedos. 

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Terminamos casi a las 5 de la madrugada. Alguien puso música en el chiringuito de la playa que se había habilitado para el catering y sacaron unas cervezas. Sonaba Jason Mraz y su ´´I´m yours´´. 

Bien, tu hiciste me hiciste y puedes apostar que lo sentí

Trate de estar frío pero eres tan candente que me derrito

caí justo en las grietas,

y estoy tratando de volver 

antes que el frío se acabe

estaré dando mi mejor prueba

Y nada va a detenerme 

por intervención divina 

reconozco que es otra vez

mi turno para ganar algo

o aprender algo

Pero no quiero esperar más, no mas 

no puedo esperar, soy tuyo.

Kristen y yo nos quedamos apartados del resto, sentados sobre la arena aun en bañador, en la orilla, viendo como el cielo comenzaba a cambiar de color justo antes de que el sol apareciese sobre el horizonte. 

- ¡Guau! ¡Está a punto de amanecer! – exclamó Kristen.

- Buen final – susurré admirando el espectáculo natural del que estábamos siendo testigos.

- Sí muy apropiado ¿verdad?

- En realidad son efectos especiales – bromeé.

Kristen se recostó sobre mi hombro no sin antes echar un vistazo a su alrededor.

- ¿Adónde se ha ido todo el mundo? – preguntó extrañada. 

Me giré y no vi a nadie. Era insólito. La playa estaba desierta y nosotros dos parecíamos ser los únicos humanos que quedaban por allí. La música continuaba sonando. 

Bueno abre tu mente 

y mira como lo hago yo 

extiende tus planes y diablos eres libre 

busca dentro de tu corazón y encontraras 

amor, amor, amor, amor 

Escucha la música en su momento 

y quizás cantes conmigo 

ah! todas las melodías pacificas 

es tu derecho divino ser 

amada, amada, amada, amada, amada 

Por eso no quiero esperar más, no más

no puedo esperar estoy seguro 

soy tuyo 

No hay necesidad de complicarse 

nuestro tiempo es corto 

esto es nuestro destino, soy tuyo 

- No lo sé pero parece que nos han dejado solos – dije atrayéndola hacía mí, besando la punta de su nariz, su frente, su pelo. 

Sí, se han ido – rió -. Espero que no se hayan llevado la furgoneta y podamos regresar al hotel. 

- Anda, vamos a aprovechar para dar un paseo – dije levantándome y tendiéndole la mano.

Caminamos de la mano por la playa, nos paramos frente al mar y nos metimos en el agua.

- Qué buena está el agua - dijo Kristen.

- No tanto como tu, preciosa - dije tomándola de la cintura.

Kristen me abrazó con fuerza.

- Estaremos bien, ¿verdad, Rob? 

- Claro, claro que sí – sonreí extrañado -. Como siempre, preciosa. 

- Sí, como siempre – asintió pero su voz sonó a como si ella misma se estuviese intentando convencer de lo que decía. 

- Mira, está saliendo el sol – le susurré besando su pelo. 

- Amanece – suspiró. 

- ¿Es un buen final o no? – sonreí mirándola a los ojos mientras ella contemplaba el horizonte. 

- Sí, perfecto – dijo volviendo la vista, mirándome. 

Me acarició el pecho y apoyó su rostro sobre él abrazándome con fuerza. Yo la apreté contra mi cuerpo y suspiré antes de tomarla por la barbilla para besarla con ternura. 

Ya no llevaba las lentillas marrones. Sus preciosos ojos verdes brillaban, estaba hermosísima. Algo muy intenso me oprimió el pecho y sentí el impulso de guardar esa imagen de nosotros dos en el fondo de mi mente y de mi alma para no olvidarla jamás.

Había algo, como una dulce tristeza en su mirada. En ese instante hubiese dado mi vida por no ver esa sombra en sus ojos.

¿Estás bien, preciosa? – pregunté. 

- Ven – susurré besando su boca con pasión. Toda la que había refrenado esa noche mientras rodábamos.

- Te amo, Rob – susurró jadeante sobre mis labios. Los suyos temblaban y sentí que la deseaba con una intensidad dolorosa.

- Y yo a ti amor. Mucho. Eres mi niña, lo sabes, ¿verdad?

- Claro que sí – sonrió con dulzura.

- No lo olvides nunca, amor - susurré cerrando los ojos con fuerza, abrazándola con necesidad.

Sí, solo quiero que me abraces.

Nos besamos con pasión y sentí como su cuerpo buscaba el mío, mi abrigo, mi calor. La deseaba con todo mi ser, mi mente y mi alma. Volví a apretarla contra mí y besé su pelo, su frente, su boca. Kristen gimió quedamente, levantó la mirada, me sonrió y supe que sería así siempre, que siempre sentiríamos eso tan especial el uno por el otro, esa especie de burbuja nuestra, a pesar del tiempo y de nosotros mismos.

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A veces la miraba tras hacer el amor, dormida entre mis brazos y tenía la sensación de que, más tarde o más temprano, todo acabaría, que todo estaba en nuestra contra. 

Creo que el encontrar a tu alma gemela demasiado pronto puede hacer que la cagues, que todo se fastidie por culpa de la inexperiencia. Y yo la había encontrado en ella, estaba seguro, éramos espíritus afines. 

La verdad es que la vida da muchas vueltas y lo que más temía por aquel entonces es que nos llevase por caminos diferentes y nos separase. Pero lo que tenía muy claro, de lo que estaba y estoy absolutamente seguro es de que siempre la amaré y que en el último instante de mi existencia estaré pensando en ella. Que recordaré la primera vez que la vi ante mí, en casa de Catherine, con 17 años, inocente, confiada y dolorosamente hermosa. Recordaba cada segundo, cada gesto, cada palabra.

- Rob, esta es Kristen. Kristen, Rob – recuerdo que dijo Catherine -. ¿Quereis preparar un poco la escena? ¿un café? Podéis hacerlo mientras lo preparo.

Y salió de la habitación. 

Allí estaba Kristen, sentada sobre la cama de Catherine con las piernas cruzadas, el mismo guión que yo en las manos, mirándome fijamente. Fue como si su imagen me golpeara, como si no hubiese suelo bajo mis pies. 

Creo que me acerqué dando un par de zancadas y le tendí la mano sin dejar de mirarla, intentando mostrarme seguro de mi mismo. 

- Hola Kristen – dije agarrando su pequeña mano. 

- Hey – dijo sujetando con fuerza la mía, escrutándome con curiosidad y una media sonrisa en sus labios -. ¿Inglés? 

- Sí, pero puedo cambiarlo, el acento , quiero decir – sonreí azorado -. Crecí viendo películas americanas. 

Recuerdo que ella también sonrió y bajó la mirada un momento para volver a mirarme directamente a los ojos. Solté su mano para pasármela por el pelo nervioso como nunca. <<Santo dios, es preciosa, tan dulce, tan sexy…>>, pensé.

No, no podría olvidarla porque Kristen era mi niña y siempre lo sería. No tuve opción, nunca la tuve, me enamoré de ella sin querer, sin buscarlo. Siempre fue ella. 

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´´Mañana es una nueva despedida´´, pensé ya en la cama, con ella durmiendo a mi lado. Volaríamos hacia Miami juntos y allí nos separaríamos una vez más. Ella a L. A., yo a Berlín, a la premiere de ´´Agua para elefantes´´ el día 27. Luego París, Barcelona, Londres, Sidney y después a Toronto para rodar ´´Cosmopolis´´ hasta el verano. Kristen tenía que estar el día 2 de mayo en N. Y. para asistir a la gala MET pero ya habíamos reservado unos días juntos en Toronto, para mi cumpleaños. 

Han sido tantas despedidas ya… Incontables. Desde el día que la conocí, en casa de Catherine, en la audición. Ese día tuvimos que despedirnos por primera vez, sin saber si volveríamos a vernos y ya entonces me dolía el corazón sin ella. 

Kristen me ha preguntado si nos irá bien y le he dicho que sí. No sé si todo irá bien, le he mentido. Solo puedo creer que lo hará. Que el destino será bueno con nosotros. 

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Recuerdo que esa mañana, antes de marcharnos, tras hacer el amor, Kristen me dijo ´´Te quiero´´, casi sin voz, ronca, sudada, exhausta y yo temblé de amor por ella. La levanté y la apreté con fuerza contra mi cuerpo, besándola en la frente mientras le susurraba jadeante: ´´ y yo a ti amor´´. Esas palabras casi dolían en mi pecho de tanto que las sentía y me daban la convicción de que la amaría toda mi vida, pasase lo que pasase.

Nos miramos a los ojos y por unos segundos angustiosos tuve la dolorosa certeza de que no estaba en mi mano, que hiciese lo que hiciese no podría retenerla a mi lado. ´´¿Pero qué diablos importa?´´, me dije con rabia, desafiando al jodido destino, a lo que nos tuviese reservado, ´´Ahora está conmigo, la tengo entre mis brazos y acaba de decirme que me ama. Lo demás, lo que nos ocurra no importa, habrá merecido la pena. Pase lo que pase´´. 

El 25 de abril volamos juntos hasta Miami, cogidos de la mano, robándonos un beso de vez en cuando, sin querer alejarnos aún.

Ya en el aeropuerto de Miami, cargando con mi guitarra eléctrica Gibson de 1963, al salir del avión para cambiar de vuelo y separarnos, no le dije adiós, solo hasta luego. 

´´Pase lo que pase, amor, pase lo que pase´´. 

....CONTINUARA...